1 de noviembre de 2013

África, el valor de un 'canterano'


     Decía Ferrán Iniesta, profesor de Historia del África Negra, que África tiene un problema, pero Occidente tiene uno mayor: que está perdido y no lo sabe. Como un jugador de Champions que mira a un canterano recién ascendido al equipo y piensa que ese chico que aún no ha oído su nombre recitado por un megáfono en un estadio,ni a su afición corearlo, que no sabe qué significa levantar un trofeo europeo, que nunca ha decidido la suerte de un equipo desde los once metros, tiene muchísimo que aprender de él.

    Superioridad.La Europa del desarrollo, de la democracia, del Estado del Bienestar se siente con autoridad para dar y repartir lecciones al continente negro y decidir su futuro. Enfermedades, pobreza, desnutrición, estados corruptos, discriminación sexual, guerras...Ese bello continente queda reducido a un mensaje de socorro. No es la intención de esta entrada, pero en el origen de ese grito de auxilio el europeo tiene mucho que ver. Solo recordar que en el siglo XV, Europa codició el oro africano y después optó y se lucró durante más de 400 años por la trata de esclavos. 'No fueron las muertes la peor herencia que dejó Occidente a África, sino que la vida humana no valía nada',dice Iniesta.

    Pero África no ha olvidado su identidad.Seguramente el joven canterano entienda más por qué corre tras un balón perdido que el veterano jugador de Champions que ha jugado en grandes equipos. 'Lo que caracteriza a un pueblo es la ligazón que sostiene con su entorno natural. Si esa columna vertebral está ahí, se aguanta', sostiene el profesor. En África, el valor máximo no es el hombre, sino la armonía con el mundo y la función del hombre es velar por esa armonía. 'Si eso se pierde, la vida se vuelve absurda'. 

     Las células que componen el ADN africano desde hace mil años son, entre otras que aún perduran, su sentido de la solidaridad -trabajar a destajo para ayudar a su gente- y el respeto por una realidad cambiante y múltiple - existe una manera de ver y ritualizar el mundo de cada pueblo. La tradición africana es una piedra para la afamada y vitoreada modernidad. África es humilde, para ella 'el mundo es poderoso y lleno de sentido, reflejo de algo más poderoso', sostiene Iniesta. El hombre es el remedio del hombre, dice un proverbio africano.

     El jugador veterano ha pisado más campos, levantado más trofeos y podrá vanagloriarse de sus muchas fotografías. El canterano sabe lo que le ha costado llegar y lo que le queda. También sabe por quién corre.   






    


    
    





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